Leslie Pérez Hace un par de semanas tuve la oportunidad de ayudar a plantar 30 arbolitos de los 1,500 que fueron llevados a la zona de La Cascabel, en la Sierra de Tepotzotlán, como parte del programa “Desde la raíz”, la quinta campaña de reforestación organizada por Sunbeam Mexicana, Oster México, Coleman, Mapa Professionel y Reforestamos México, con el fin de retribuirle a la tierra todo lo que ésta nos provee, para ayudar a conservar y renovar uno de los pulmones más grandes cercanos a la Ciudad de México.
Era la primera vez que ayudaba en este tipo de iniciativas y la verdad es que lo volvería a hacer un millón de veces más. Soy muy fan de tener plantitas en mi casa, me encantan los espacios verdes, los bosques, estar en contacto con la naturaleza y soy una fiel creyente de que todo lo que tomamos de la tierra lo debemos devolver sí o sí, así que esta actividad se enfocó muy bien con mi forma de pensar.
Actualmente en nuestro país y en el mundo existe un problema grave de tala de árboles. Lamentablemente la población en la Tierra es excesiva y por lo tanto, el consumismo es mayor, así que es necesario cosechar más alimentos y fabricar más productos, viviendas y demás cosas que se hacen con madera. Todo esto genera un ciclo: la tierra se vuelve menos fértil, los cultivos y siembras ya no tienen los mismos nutrientes que años atrás, es más difícil sembrar, los árboles no cumplen ciclos normales de vida, la tierra se erosiona… y así la lista podría seguir.
Creo que muchos no somos conscientes del daño que le estamos haciendo a nuestro mundo, no cuidamos, no reciclamos, no reforestamos, no rehusamos… Es por eso que grandes compañías como Oster se unen a este tipo de campañas, ya que al ser empresas que cubren las necesidades de la población, se preocupan por regresarle a la Tierra un poquito de lo que están tomando prestado de ella.
Esta vez casi 200 colaboradores de estas empresas junto con sus familias y otros invitados como yo, participamos en la reforestación de esta zona. Aunque plantar un arbolito pareciera muy fácil, la verdad es que no lo es, el terreno estaba muy húmedo e inundado por las fuertes lluvias, así que hacer la plantación se volvió complicado, entonces tuve que sacar mi fuerza descomunal interna para ayudar a cavar y así plantar algunos de los pinitos que llevaron.
En los primeros arbolitos que plantamos pusimos una tarjetita en donde bautizamos a ese arbolito y dejamos con él nuestros mejores deseos para que crezca fuerte y sano.
Después de varias horas entre todos logramos plantar los 1,500 arbolitos que se llevaron a la Sierra, y que de acuerdo con los expertos en reforestación tardarán en aproximadamente 5 o 7 años para verse como unos pinitos más maduros, para que hagas consciencia, en minutos se tala un árbol cuando en realidad tarda años en crecer…
La verdad es que hacer esta actividad me hizo muy feliz y me dio una satisfacción enorme, primero porque vi a pequeñitos enseñándose a cuidar nuestro mundo; luego me dio un poquito de paz saber que en unos años esa zona que reforestamos estará llena de grandes árboles y me puso en modo positivo saber que si todos hiciéramos esto en nuestra casa, jardín o en la banqueta que nos quede cerca, podríamos generar un cambio positivo para el mundo.
Así que si ahora te toca a ti ponerte el chip. En vez de comprar un arbolito para Navidad, compra uno sintético o usa uno de tu jardín, adopta una plantita y cuídala para que crezca grande y fuerte, trata de rehusar todo lo que puedas y evita consumir productos que no puedan reciclarse. Verás que si estos pequeños cambios los inculcamos en nuestra vida diaria y en la de las personas que nos rodean, conseguiremos conservar nuestro mundo por muchos más años.
