Por lo general, todos los años durante Semana Santa era de ley que pisara la arenita de la playa; sin embargo, este año el destino quiso que no estuviera ahí y puso en mi camino un lugar diferente y hermoso, del cual me enamoré por completo.
Hace unas semanas leí en CLTRA CLCTVA sobre un hotel en Jungapeo, Michoacán llamado AGUA BLANCA, el cual ofrece un contacto directo con las aguas termales y la naturaleza, mientras te lleva por un viaje a través de cientas de experiencias extrasensoriales.
La reseña del lugar fue tan convincente que no esperé más y le dije a mi mejor amiga Andrea, que era justo lo que necesitábamos para relajarnos del estrés de nuestra vida de oficina, así que llamé y en un par de horas mi reservación estaba lista.
Salimos el jueves por la mañana. El plan era hacer una escala en Valle de Bravo pues queda de camino. Ahí desayunamos muy rico, mientras disfrutamos de la vista al lago. Después fuimos a caminar por las calles que te llevaban a éste y encontramos el punto en donde desciende los parapentes. Recorrimos un par de calles más e hicimos algunas compras.
Tomamos carretera nuevamente y como éramos novatas por estos rumbos preguntamos un par de veces para llegar a Zitácuaro. Nos perdimos un poco, pero valió la pena con tal de llegar a nuestro destino.
Por fin llegamos a Jungapeo, así que como nos explicaron pasamos un arco que anunciaba “Agua Blanca”, al cruzarlo el panorama cambió de inmediato y radicalmente la carretera se convirtió en un camino paradisiaco, lleno de vegetación, árboles con raíces externas enormes y cientos de jacarandas moradas.
En solo unos minutos llegamos al hotel, en donde nuestros anfitriones muy amablemente nos asignaron una de las 20 lindas cabañitas, las cuales están decoradas con un estilo entre rústico y artesanal del cual te enamoras de inmediato.
Después de registrarnos nos avisaron que ese día había sesión de temazcal, así que nos apuntamos sin pensarlo. Comimos primero y después fuimos a dar un paseo por un tramo de las 30 hectáreas que tienen las instalaciones del hotel. Es mucho por abarcar, así que empezamos por lo básico: una caminata por su enorme, fresco y lindo jardín.
Después bajamos y encontramos una pintoresca granja, en donde los niños pueden ver a los animales; luego ya entradas en la aventura bajamos unas escaleras que nos llevaron a un primer nivel lleno de exuberante vegetación, unas imponentes grutas y una vista increíble. ¡Era como estar en el Paraíso!
Seguimos bajando y encontramos un camino que nos llevaba hacia un trecho del Río Tuxpan. Ahí nos sentamos un rato y nos relajamos con el sonido del agua corriendo entre las piedras, del viento y el canto los pájaros. La tranquilidad, la calma y el nulo contacto con el exterior es impresionante.
Regresamos de nuestro primer paseo y como aún había tiempo antes de entrar al temazcal decidimos sumergirnos en la alberca y probar los beneficios que tanto habíamos escuchado del agua termal (de los cuales te cuento aquí).
El efecto es inmediato, sientes la piel diferente desde el primer momento que esta agua hace contacto con ella. Eso sí, olvídate de usar protector solar antes de entrar o enjuágate antes de hacerlo, ya que por el alto contenido de minerales, el agua oxida el protector y mancha un poco la ropa. Si te pasa, solo hay que lavarla ese mismo día para que no se manche y listo.
Ya relajadas, salimos de nuestro primer contacto con la deliciosa agua termal y emprendimos camino hacia el lugar en donde realizan el temazcal. Era la primera vez que yo entraba, así que estaba súper nerviosa, me daba pánico estar encerrada por más de una hora, en un lugar oscuro, caluroso a morir y sin agua.
Pero aún así entré. Había escuchado que muchas personas habían tenido grandes experiencias y yo no lo me iba a perder.
La sesión es todo un ritual de cánticos, plegarias, instantes de mucho calor y silencio, pero es un proceso en el cual guiados por Daniel, uno de los hijos del dueño de Agua Blanca, las 17 personas que nos animamos a entrar no solo perdimos toxinas, sino que nos conectamos con lo más profundo de nuestro ser.
Después de 80 minutos de sudor al máximo, es necesario que al salir tus poros se cierren, por eso uno por uno entramos en una pequeña salida de agua termal para refrescarnos. Después nos ofrecieron un rico té hecho con esta misma agua y varias hierbas súper relajantes. Si nunca has probado el temazcal te lo recomiendo, ya que es una desintoxicación para el cuerpo, la mente, el corazón y el alma.
Terminando la sesión nos dimos un merecido baño, después cenamos delicioso y fuimos invitadas a participar en una caminata nocturna con el resto de los huéspedes, en donde Philip, otro de los jóvenes anfitriones, nos guió por los huertos del hotel. Ya inmersos en el bosque, nos mostró el manantial en donde nace y es canalizada el agua termal hacia las albercas. Éste se encuentra muy cerca de la hermosa cascada “Velo de Novia” la cual pudimos ver bajo la luz de la luna.
Durante el recorrido no pudimos ver muchos animales, pero si unos peculiares gusanitos que brillan en la oscuridad y el contraste de vegetación, pues en esta zona conviven en sintonía zonas boscosas y otras áridas en donde nacen muchas cactáceas.
Al siguiente día como buenas runners que somos, valientemente decidimos ir a correr un rato por la carretera empedrada por la cual llegamos. Lo lindo de este recorrido, fue que dos de los tiernos y nobles perros guardianes del hotel, nos acompañaron y nos cuidaron durante nuestra rutina.
De vuelta, como el hotel tiene un pequeño gimnasio, tomamos un par de tapetes e hicimos un poco de yoga con la mejor vista del mundo.
Regresamos y tomamos un rico desayuno. Como la noche anterior nos quedamos con la duda de cómo se vería la cascada bajo el sol, salimos con cámara en mano para tomar nuevamente el camino que nos llevaba a ésta. La vista sin duda es espectacular y la fuerza que ejerce la caída del agua es imponente.
De regreso al hotel nos sumergimos nuevamente en las albercas termales. Comimos y como mi cuerpo necesitaba un relax total, elegí uno de los masajes que el pequeño y acogedor spa del hotel ofrece. Ahí encuentras desde masajes con piedras calientes, hasta holísticos como el que yo pedí. También hay faciales con mascarillas 100% naturales y tratamientos de cuerpo completo.
Como a mí los masajes me dan un efecto súper renovador, tenía todas las pilas puestas, así que fuimos un rato al salón de juegos del hotel, en donde puedes jugar billar, futbolito, ping pong o simplemente tomar una bebida refrescante pues el bar se encuentra al lado.
Regresamos a nuestra habitación para darnos un baño y después acudimos a la cena. La actividad de ese día era una fogata nocturna, así que fuimos por algo para abrigarnos y disfrutamos de la noche, bajo el canto de los grillos y con la mejor vista hacia un cielo estrellado.
Tristemente llegó el día de irnos. Así que disfrutamos una vez más de la alberca termal, paseamos un rato por los jardines y la huerta, en donde también puedes aventarte de la tirolesa. Empacamos y nos despedimos de este maravilloso, paradisiaco e inolvidable lugar. ¡Prometemos regresar!
Para que conozcas y te enamores más de Agua Blanca:
- Este lugar era el balnerario favorito de los Tarascos, pues estos antiguos residentes descubrieron la belleza del lugar y los beneficios de las aguas termales así que dijeron, de aquí somos.
- Después de permanecer como un secreto a voces, años después se convirtió en un famoso balneario, en el cual se daban cita personajes como Luis Buñuel.
- Hace algunos años una familia México-Suiza invirtió en el lugar para revivir sus años de esplendor y así convertirlo en un hotel spa ecológico.
- Su buscas convivir con la naturaleza y relajarte al 100, este es el lugar correcto. En su mayoría las personas que lo visitan son parejas y familias, así que el ambiente es muy tranquilo.
- Al tener solo 20 habitaciones la cantidad de gente es la justa para desconectarte del mundo habitual. Además, al ser tan pocas personas, todo se convierte en un ambiente de convivencia y terminas haciéndote amigo de todos.
- Los precios son muy accesibles y la atención de su personal, desde los dueños, hasta los meseros es realmente increíble, amable y cálida. ¡Gracias por todas las atenciones!
- Lo recomendable es que adquieras el paquete con alimentos, pues no querrás salir del lugar; además todo lo que preparan es natural y balanceado, la fruta viene de la huerta y los alimentos son muy frescos.
- El clima es hermoso y lo mejor es que desde que despiertas hasta que duermes, tu vista es hacia las montañas y el río. Tus sentidos se conectan con los sonidos del agua, las aves y el viento.
- Es el lugar perfecto para relajarte, desconectarte, sentirte bella, plena, tranquila y porque no, hasta para reencontrarte con tu yo interior, con tu familia o tu pareja.